sábado, 6 de febrero de 2021

El aciago destino de Myanmar

  


Myanmar es lugar desafortunado. Durante décadas este país asiático, otrora conocido como “Birmania”, padeció un gobierno militar represivo y extravagante el cual se entregó a los peores excesos y arbitrariedades. Su primer dirigente, el general Ne Win, era supersticioso en extremo, al grado de procurar bañarse en sangre de delfines para obtener “eterna juventud”. Cruzaba los puentes de espaldas para alejar a los espíritus malignos. Decretó la sustitución de las nominaciones decimales del papel moneda del país por 9, 15, 30, 45 y 90, considerados “números de la suerte”. Después de Ne Win llegó al gobierno de Myanmar el no menos vesánico general Than Shwe, quien concentró todos los esfuerzos y recursos del país en construir una nueva y estrambótica capital en medio de la selva: Naypyidaw, un complejo  urbano feo, frío y ostentoso, pero sin duda también muy surrealista y de una faraónica megalomanía.

La ciudad está protegida simbólicamente por tres colosales estatuas de los antiguos reyes birmanos Anawrahta, Bayinnaung y Alaungpaya. Ministerios, oficinas, escuelas, barrios residenciales, mercados y parques fueron erigidos  en tiempo récord. Su ubicación, 380 kilómetros al norte de la antigua capital del país, Rangún, fue determinada, para no variar, por la superstición. Than Shwe reunió a un consejo de astrólogos para saber la fecha y el lugar más propicios para levantar su proyecto. Según los augurios, la nueva sede del gobierno debía levantarse al centro de la más espesa jungla. Hasta ahí fueron llevados miles de obreros, quienes por años trabajaron a contrarreloj mal pagados y mal tratados en la construcción de esta locura. De esta forma la dictadura terminó por devastar a un país hoy considerado uno de los más pobres del mundo.

Luego vino una rebelión civil y la democracia o, más bien, una especie de democracia limitada. Desde 2012 el Gobierno está en manos de la Liga Nacional para la Democracia, lidereada por la premio Nobel Aung Suu Kyi, pero ella ocupa solo el puesto de “Consejera de Estado” debido a un precepto constitucional creado ex profeso para impedirle acceder a la presidencia. Así se convirtió en la “mujer fuerte” del Myanmar. El brillo de Aung como campeona de la libertad se empañó en años recientes debido a la persecución en contra de la minoría étnica rohingya. Muchos observadores consideran esta persecución un genocidio y denuncian a SuuKye por negligente, pero en realidad ella tiene un reducido margen de maniobra ante los militares.

Tras varios años de tensiones en noviembre pasado se celebraron elecciones en las cuales arrasó la Liga Nacional para la Democracia, pero los gerifaltes del ejército no aceptaron el resultado, acusaron al gobierno de fraude electoral y perpetraron el lunes un golpe de Estado arruinando, otra vez, a la frágil democracia de Myanmar.

Pedro Arturo Aguirre

Hombres Fuertes

3/feb/21


 

Biden y los Hombres Fuertes

 



Para nadie es un  secreto que los “hombres fuertes”  resintieron la llegada de Joe Biden a la presidencia. La mayor parte de ellos fueron lentos a la hora de felicitar al nuevo mandatario con motivo de su triunfo en las urnas. Casi todos veían en Trump no solo a un colega, sino todo un paradigma a seguir y un amigo complaciente. ¿Qué pasará ahora con la relación entre Washington y personajes como Putin, Erdogan, Duterte, Bolsonaro, Modi, Xi Jinping y otros autoritarios de por aquí y por allá? Se espera en la política exterior estadounidense una “vuelta a la normalidad” en los concerniente a la defensa tradicional de la democracia y los derechos humanos, lo cual estropearía el clima de concordia con los dictadorzuelos.

Pero las dos relaciones más trascendentes para Biden serán China y Rusia. Con China las cosas se pusieron muy mal en la pasada administración. Xi Jinping fue una de las grandes excepciones de Trump en cuanto a su simpatía por los dictadores (la otra fue Maduro). Se verificaron guerra comercial, disputas por el origen del Covid (el “virus chino”) y, finalmente, duros reproches por el inhumano tratamiento aplicado a la minoría Uigur. Con Rusia Trump, a pesar de su declarada admiración por Putin, impuso nuevas sanciones y vendió armas a Ucrania, pero los últimos cuatro caóticos años en Estados Unidos fueron muy beneficiosos para el gobierno ruso tanto en términos de prioridades estratégicas como de relaciones públicas.

Joe Biden siempre ha sido partidario de la firmeza frente a Rusia. Según el Washington Post, ya ha encargado investigar los casos rusos de interferencia electoral y hackeo. Pero ahora también tiene entre manos el caso de Navalny, el principal líder opositor ruso quien fue víctima de un intento de envenenamiento el año pasado y fue arrestado el domingo por la policía en cuanto puso un pie en territorio ruso. Navalny y sus aliados contrarrestaron con un video, lanzado en las redes sociales, con imágenes obtenidas por drones del palacio de aproximadamente 1.400 millones de dólares en el Mar Negro propiedad del presidente ruso. El video ha sido visto más de 53 millones de veces.

Por toda Rusia han iniciado protestas para exigir la liberación de Navalny, la mayoría de las cuales ha sido reprimidas. La Unión Europea a externado su preocupación y se habla de nuevas sanciones. Muy probablemente Biden secunde a sus aliados europeo. Sin embargo, El nuevo gobierno estadounidense también tiene una serie de temas donde  busca la cooperación del Kremlin, como la extensión tratado de control de armas START. Por eso cabe preguntarse si en el caso de las relaciones ruso- estadounidenses se impondrá la vocación democrática o se preferirá acatar las necesidades del realismo geopolítico.

Pedro Arturo Aguirre

Hombres Fuertes

27/ene/21


 

El Peor Presidente de la Historia

 




Donald Trump, cuyo controvertido único mandato termina -para bien- el día de hoy, empieza a ser considerado por los historiadores como el peor presidente en la historia de Estados Unidos. Véanse los rankings publicados periódicamente por dos instituciones académicas dedicadas a calificar la actuación histórica de los mandatarios, basados en las opiniones de 160 politólogos, historiadores, economistas, etc. Para el Siena College Trump quedó en antepenúltimo, sólo por detrás de James Buchanan y Andrew Johnson, y para la Brandon Rottinghaus de la Universidad de Houston (conocida como la "Encuesta de Grandeza Presidencial") ocupó el último lugar. Incluso entre los encuestados identificados como conservadores Trump salió mal parado: lugar número 40 (de 45). Entre los moderados y liberales, Trump fue clasificado el peor.

Ahora bien, estas encuestas fueron realizadas en 2019, antes del desastre del coronavirus, de las protestas del movimiento "Black Lives Matter", de la debacle económica, de las acusaciones sin fundamento propaladas por Trump sobre un supuesto fraude electoral y del grotesco asalto al capitolio y del sin precedente segundo juicio de impeachment. ¡Pobre Dony! El gran ególatra auguraba tomar un lugar prominente en la lista de grandes ex presidentes, e incluso llegó a sugerir hacerse un lugar en el monumento presidencial de Monte Rushmore en Dakota del Sur junto con Washington, Jefferson, Lincoln y Ted Roosevelt. No es broma. El gobernador republicano del estado, Kristi Noem así lo platicó:  “¿Sabes cuál es mi sueño?”, me preguntó, ansioso, el presidente, “ ¡Tener mi cara esculpida en el Monte Rushmore!”. A mi me ganó la risa, pero Trump se puso serio y me reclamó, “no te rías, lo digo en serio, nunca he hablado más seriamente en mi vida”.

Ahora en lugar de Mont Rushmore, a Donny le espera la continuación del impeachment aprobado en la Cámara de Representantes la semana pasada. Muchos dudan sobre la constitucionalidad de este hecho. ¿Se puede hacer impeachment a un presidente cuyo mandato ha finalizado? Pero hay antecedentes de funcionarios sometidos a este proceso una vez abandonado el cargo público. El más conspicuo es el del Secretario de Guerra William Belknap, procesado y juzgado en el Senado en 1876 pese a haber dimitido previamente. “Nada en la Constitución sugiere que un presidente que ha demostrado ser una amenaza mortal para nuestra supervivencia como república constitucional debería ser capaz de agotar nuestra capacidad de condenar su conducta y asegurar que nunca pueda repetirse", afirman algunos constitucionalistas, pero no hay consenso sobre el tema. Sólo la Corte Suprema puede dar una sentencia definitiva. Eso sí, de proceder el impechment “a posteriori”, los republicanos deberían considerar seriamente si es digna de aprovecharse esta oportunidad para deshacerse de Trump y reducir al máximo su muy perniciosa influencia en el partido.

Pedro Arturo Aguirre

Hombres Fuertes

20/Ene/21


El desafío de Joe Biden

 



La escena no es nueva, se ha repetido incontables veces a lo largo de la azarosa historia mundial: un demagogo feroz incitando con un inmundo discurso de odio y ominosa ostentación de mendacidad y cinismo a una turba de fanáticos a entregarse al caos. Otra despreciable ocasión en los anales de la infamia. Las simas de la sordidez política son insondables, como también lo son los enigmas de la insensatez humana. ¡Tanta necesidad de creer en el errático liderazgo de individuos deleznables sin anteponer un mínimo de raciocinio, un poco capacidad crítica o algo de empatía por quien piensa diferente!

Pero pese a toda la violencia exhibida por sus adeptos e incluso pese a los famosos 74 millones de votos a su favor, Trump careció de la autoridad y el apoyo masivo necesario para robar la elección en la cual salió derrotado de forma abrumadora. Megalómano desaforado, a final de cuentas torpe aprendiz de brujo carente de la inteligencia estratégica de un político maquiavélico, el sátrapa hace tiempo extravió el sentido de realidad. Confió en la supuesta incondicionalidad de los funcionarios electorales estatales de orientación republicana y en los jueces nombrados por él mismo (en particular los de la Corte Suprema), a quienes consideraba simples empleados. Jamás entendió, y muchísimo menos respetó, la lógica institucional del sistema político del país al cual mal gobernó por cuatro muy largos años. Ahora es imprescindible para la salud democrática de la todavía potencia más importante del mundo enjuiciar y castigar al fallido dictadorzuelo, quien durante su mandato violó repetidamente las normas jurídicas, promovió descaradamente sus propios intereses económicos, interfirió en el buen funcionamiento del Departamento de Justicia, rechazó la supervisión del Congreso, insultó a jueces, acosó a los medios de comunicación, chantajeó a gobiernos extranjeros para tratar de obligarlos a apoyarlo electoralmente y, finalmente, incitó a una rebelión al no aceptar su derrota.

Hoy se vota un sin precedentes segundo juicio de impeachment, tardío y sin visos realistas de prosperar en el Senado. Será el gran desafío de Biden y de su fiscal general, Merrick Garland, continuar con las investigaciones ya abiertas e iniciar todas las pertinentes  sobre las fechorías perpetradas por Trump en el cargo, e incluso sobre las cometidas antes de convertirse en presidente. Pero el tema es espinoso. El trumpismo  se mantendrá vivo y actuante por mucho tiempo.  Trump procurará victimizarse con los juicios en su contra y mantener a sus hordas movilizadas. Sería un garrafal error caer en este chantaje. No hacer nada representa una amenaza mayor para la democracia al tolerar la impunidad de líderes deshonestos y sus secuaces. Imposible admitir esta preponderancia ante la ley. Biden tendrá la prioridad de defender al estado de derecho, base de la democracia estadounidense.

Pedro Arturo Aguirre

Hombres Fuertes

13/Ene/21


Vacuna y Geopolítica

 




La pandemia del COVID-19 representa un  reto para todos los habitantes del planeta. Sin embargo, los gobiernos protagonizan una carrera nacionalista por la vacuna ajena a los valores de solidaridad, multilateralismo y colaboración internacional. El tema se ha convertido en una nueva fuente de rivalidad geopolítica entre China, Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros. De nada valieron los exhortos a la cooperación por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al contrario, incluso se han reportado ataques cibernéticos entre las naciones en competencia con el propósito de tratar de ganar ventajas. Asimismo, los demagogos han pretendido hacer de la vacuna un timbre de prestigio personal. “Nadie debe mentirles: esta es la vacuna de Donald Trump, no se dejen engañar por quienes pretendan decirles que es la vacuna de Joe Biden. ¡Es la vacuna de Donald Trump!” advirtió en alguna ocasión, enfático y pueril como siempre, el nefando presidente norteamericano.

En particular, China y Rusia son las potencias más interesadas en ver crecer su influencia internacional con la explotación de sus respectivas vacunas. China despliega una a ofensiva diplomática con su vacuna Sinovac destinada a países en vías de desarrollo de Asia y de África, justo donde el régimen de Beijing desarrolla su Nueva Ruta de la Seda. Evidentemente, no solo se trata solo de altruismo, sino de la ampliación de intereses comerciales y estratégicos, sobre todo en áreas y zonas geográficas donde Beijing mantiene disputas territoriales, como en el mar del sur de China. Asimismo, Xi Jinping pretende eliminar la imagen de su gobierno como responsable de la pandemia.

Notable en este sentido es lo sucedido en Argentina. Este país tiene comprometidas 51 millones de dosis con varias de las farmacéuticas internacionales, pero por razones de índole geopolítico e ideológico por ahora la única vacuna disponible es la rusa Sputnik V. Se ha iniciado una campaña masiva de vacunación, pero sin haber despejado todas las dudas sanitarias. Bien conocida es la cercanía de la vicepresidenta Kirchner con el gobierno de Putin, razón por la cual se le dio fast track al asunto y se omitieron muchas disposiciones preventivas. Las dudas sobre la vacuna crecieron días antes de iniciarse la campaña. El presidente Alberto Fernández prefirió ser cauto y rompió su promesa de ser el primero en vacunarse. Quizá hizo bien, la semana pasada el Ministerio de Salud comunicó 317 reacciones adversas posteriores a la aplicación. Cosas similares se empiezan a ver en el resto de los regímenes populistas a lo largo de todo el mundo, los cuales tienen la intención  de fortalecerse mediante el uso ideologizado, arbitrario y clientelar de las campañas de vacunación a riesgo de erosionar la confianza del público y de poner a miles de vidas en peligro.

Pedro Arturo Aguirre

Hombres Fuertes

6/ene/21

2020: Otro mal año para la democracia

 




La pandemia del coronavirus ha contribuido de manera notable en el deterioro de la democracia a nivel mundial. Si en 2019 fuimos testigos de intensos movimientos democratizadores en lugares como Hong-Kong, Iraq, Chile, Ecuador, Colombia y Líbano (entre otros), en 2020 las calles se vaciaron y permanecieron estrechamente vigiladas por policías y soldados. La pandemia vino “como anillo al dedo” para algunos gobiernos autoritarios, los cuales encontraron el pretexto ideal para limitar libertades, controlar la información, sacar a los ejércitos de los cuarteles, cerrar las fronteras a la migración y exaltar el nacionalismo. Así sucedió en Egipto, Hungría, Rusia, Turquía Filipinas y otros casos de países con instituciones públicas débiles o en entredicho.

En América Latina esta situación de deterioro democrático ha sido particularmente grave. Según el informe anual del Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA) más de la mitad de las democracias latinoamericanas aceleraron su declive. En Nicaragua, por ejemplo, el dictador Daniel Ortega hizo aprobar una serie de reformas legales para anular las posibilidades electorales de la oposición al permitir procesar penalmente a quienes el régimen decida calificar como “golpistas” o “traidores a la patria” por promover protestas sociales. En Venezuela hace unas semanas se consumó un grotesco fraude en las elecciones  para la Asamblea Nacional, las cuales fueron marcadas por el boicot de los principales partidos y líderes de la oposición y por una masiva abstención. De acuerdo a las estadísticas oficiales, apenas un 31 por ciento de los electores se presentó en las urnas, más de 40 puntos porcentuales por debajo de la participación registrada en los comicios de 2015, los cuales fueron ganados por la oposición.

 

IDEA también informa sobre la implementación muchas veces desproporcionada, arbitraria e incluso innecesaria de medidas de emergencia por parte de doce gobiernos democráticos (o al menos aún formalmente democráticos). Ello produjo una restricción de derechos fundamentales, campañas oficiales de desinformación y serias limitaciones al ejercicio de la libertad de expresión. También se utilizó al coronavirus como arma política con la manipulación de datos, la puesta en marcha políticas clientelares y el debilitamiento de la división de poderes. También dentro del contexto de la pandemia se recurrió a las fuerzas armadas para reforzar cuarentenas y mantener el orden público. En algunos países esta medida se tradujo en abusos por parte de la autoridad.

Como lo escribió Daniel Zovatto, director para América Latina y el Caribe de IDEA, “En una región marcada por el malestar ciudadano, la pobreza, la desigualdad y el desempleo, la violencia y la corrupción, nos encontramos en una coyuntura estratégica: elegir líderes competentes y responsables con respuestas oportunas, efectivas y democráticas a las demandas ciudadanas o abrir aun más las puertas al autoritarismo populista”.

Pedro Arturo Aguirre

publicado en la columna Hombres Fuertes

30 dic 2020