viernes, 15 de julio de 2011

Un Chile insatisfecho



Entrevistaron a este Oso para el programa Conectados de TV Chile, una interesante emisión dedicada, entre otras muchas cosas, a hacer seguimiento de los más destacado en la red. Y viene a cuento Chile porque también allá se mueven los barruntos del descontento ciudadano. Esfumada la euforia que siguió al rescate de los mineros, hoy el presidente Piñera alcanza apenas el 36% de aprobación ciudadana. El Congreso no está mejor, con apenas el 25%. Es decir, la clase política chilena está en quiebra de credibilidad y de legitimidad, como tantas otras alrededor del mundo. Por supuesto, muchos han empezado a comparar estas manifestaciones con el movimiento de los indignados de la Puerta del Sol, protagonizados mayoritariamente por jóvenes conectados a las redes sociales y cuyo escepticismo ante la política es creciente. Pero el caso chileno tiene otros matices. Mientras España sufre una de las peores crisis de sus últimos 30 años, Chile crece al 6% anual. El indignado de la Puerta del Sol ve recortados sus derechos sociales, pero el chileno goza de una situación económica estable en un país aún pujante. 

¿Que tiene enojados a los disconformes chileno? Antes que nada demandan el rescate del defectuso y abandonado sistema de educación publica del país, pero también señalan los graves problemas de desigualdad social que aquejan a la sociedad chilena e incluso les preocupan mucho los temas ambientales. Quiren, aqui sí al igual que sus pares españoles, que mejore el sistema  representativo. Son ciudadanos que no se sienten representados adecuadamente y tiene la convicción de que los políticos, los partidos y el gobierno son de una misma cofradía inútil y abusiva.

Los chilenos se sienten infelices, porque mientras el país crece a la gran mayoría no le llega este "crecimiento", el progreso pasa por su lado y sólo los privilegiados tienen acceso. Muchos chilenos denuncian que se ha construido una sociedad tremendamente desigual, abusada por el poder económico y por el poder político. Una sociedad en la cual campean la especulación, los intereses usureros, con regímenes laborales abusivos, donde lo único que vale es el éxito económico e individual, que desprecia todo aquello que es colectivo.

Se coincida con los plantaeamintos de los indignados españoles chilenos griegos o de cualquier parte del mundo, lo cierto es que se está llegando al límite de la paciencia pública. Pero lamentablemente la actual crisis de la representacion política no tiene soluciones fáciles. Aunque muchos indignados de aquí y de allá suponen lo contrario, lo ciertro es que ni las reformas a los sistemas electorales, ni aceptar las candidaturas ciudadanas, ni adoptar métodos de democracia directa bastarán para remediar los dilemas de la representación política (condenada a ser siempre imperfecta, como lo es todo lo humano) y mucho menos para resolver los ingentes y complejos problemas de las sociedades contemporáneas. Desde luego, todas estas ideas tienen sus virtudes y pueden ser útiles, pero es hora de que además de indignarnos entendamos que los remedios a nuestros grandes retos no dependen únicamente de señalar las insuficiencias y arbitrariedades de nuestros políticos qienes, a fin de cuentas, son fiel reflejo de las sociedades que gobiernan.

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