lunes, 14 de julio de 2014

Y 24 AÑOS MÁS TARDE, LOS DIOSES VUELVEN A ENTRAR AL VALHALLA

 
 
El alemán es, quizá, el único pueblo del mundo que tiene  prohibido cantar determinadas estrofas del himno nacional. El Deutschland Lied, escrito en 1841 por August Heinrich Hoffmann von Fallersleben, tiene estrofas consideradas expansionistas y demasiado agresivas por la sensibilidad de la posguerra, un mundo que había sufrido los ingentes horrores del nazismo. Desde luego, Fallersleben jamás se imaginó que la idealista letra de su poema, consagrado a exaltar la necesidad de unidad y fraternidad entre todos los alemanes que a la sazón divididos y mal gobernados por una cantidad de déspotas y despotillas de toda laya, sería algún día utilizado por un régimen racista criminal como lo fue el Tercer Reich. Eso de Deutschland, Deutschland über alles no se refería a ninguna ambición imperialista, sino al anhelo de erigir una Alemania unificada y democrática para superar los retrógradas regímenes antiliberales de los Kleinstaaterei (pequeños Estados) que prevalecían por todo el territorio alemán antes de la unificación. Este poema fue, junto con la bandera tricolor negro-rojo-oro, uno de los símbolos de la muy liberal Revolución de Marzo de 1848, aplastada de forma cruenta precisamente por el que sería uno de los gérmenes del nacional socialismo: el militarismo prusiano.

“Alemania, Alemania, sobre todo”, frase después de los avatares históricos puede resultar chocante, pero que resume muy bien la ilustre historia del equipo nacional de fútbol, la entrañable Mannschaft, que ayer se coronó campeona en la final del campeonato mundial de Brasil. El palmarés de esta institución es más que brillante: cuatro títulos de campeones del mundo, ocho finales disputadas y seis presencias más en las semifinales, una ronda que han alcanzado en 13 de los 20 Mundiales que se han celebrado, contando el de Brasil. Además tres eurocopas y otras tres finales en el mismo torneo apuntalan la famosa sentencia del inglés Lineker: "El fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, en el que juegan11 contra 11 y donde siempre gana Alemania".

La vocación triunfadora y la voracidad germana no entienden de sensiblerías. En los dos primeros Mundiales que se proclamaron campeones derrotaron a dos de las selecciones más recordadas de la historia. Los magiares mágicos, la Hungría de Puskas, Czibor y Kocsis, había llegado como favorita al Mundial de Suiza 54. Durante el torneo deslumbró a todos, incluidos los propios alemanes, a los que arrollaron en la fase de grupos con un contudenten 8-3. Sin embargo,en la final sufriría lo que se conoció como "el milagro de Berna". A los 10 minutos Hungría mandaba 2-0 en el marcador y el propietario del trofeo parecía escrito. Pero Alemania se rebeló. En menos tiempo, apenas ocho minutos, consiguió poner las tablas. En el minuto 84, Helmut Rhan completaba el milagro, ante la estupefacción de los húngaros. Primer Mundial de Alemania, arrancaba la historia victoriosa.
 

La siguiente víctima ilustre de la Mannschaft fue La Naranja Mecánica. El alumbramiento del equipo que inventó el "fútbol total" tuvo lugar en Alemania 74. Con ellos nació un estilo que ha perdurado en la mente del aficionado como el paradigma del buen juego. Sin embargo, el anfitrión volvió a hacer oídos sordos a los elogios hacia su rival. El tempranero gol de Neeskens, en el minuto dos, fue el preámbulo de una nueva remontada alemana, que acabó imponiéndose 1-2 al equipo liderado por Cruyff.

Más tarde, en de Italia 90, los alemanes cambiaron el traje de mata-gigantes por el de obreros. El torneo, considerado como uno de peores que se han celebrado, ostenta el récord de menos goles por partido (2,21) y el de más expulsiones (16). En la final, igualmente recordada por su bajo nivel, Alemania se impuso a Argentina 1-0 con un solitario gol de penalti en el minuto 85 de Brehme. La Mannschaft volvía a estar por encima de todos, menos de Italia y Brasil, que cuentan con cuatro y cinco entorchados, respectivamente.


La tiranía de la Mannschaft se ha extendido a las Eurocopas. Tras no participar en las dos primeras ediciones (60 y 64) y no clasificarse para la tercera (68), logró ganar la primera vez que pisó la fase final del campeonato, en Bélgica 72, deshaciéndose con facilidad (3-0) de la extinta Unión Soviética en el partido por el título. Repitió triunfo en las Eurocopas de 1980 y 1996, demostrando que el relevo generacional no afecta a una selección que ha sido finalista de un Mundial en todas las décadas desde 1950.

Después de eso inició una larga sequía. El fútbol había evolucionado y la poderosa Alemania también debía hacerlo. Inició  un camino espinoso, un cambio contracultural que iba a poner punto y final al glorioso pasado del combinado alemán. Ya no se podía seguir jugando como en los 70, los 80 o los 90. Klinsmann asumió el cargo de entrenador y dejó claro que su objetivo no se centraba exclusivamente actuar como “bombero” en el Mundial en Alemania 2006. Quería cambiar la mentalidad y la identidad del fútbol alemán. Prefería abandonar el poderío físico y el contragolpe que tantos buenos resultados le habían dado a la Mannschaft y apostar por un nuevo estilo, más técnico, más habilidoso. Acabó con la fórmula de tres centrales más un líbero y los pelotazos buscando al tanque de turno. Su idea era encontrar un sistema más dinámico, con presión en el campo rival, con la profundidad de los laterales, cuidando el balón desde atrás. Con la derrota en semifinales de 2006 ante Italia, Klinsmann se marchó a Estados Unidos, donde ahora ejerce de seleccionador, y le sustituyó Löw. En las categorías inferiores de Alemania ya había germinado la idea y comenzaban a aflorar los éxitos. El cambio contracultural estaba en pleno auge pero requería una victoria a nivel absoluto que lo confirmara.

Ayer se coronaron campeones por cuarta vez en su brillante historia con un grupo que combinó el excepcional talento de algunas individualidades (Müller, Ozil, Götze, Neuer, Schweinsteigeretc) con una asombrosa capacidad de trabajar en equipo. Y, por favor, ¡nada de nazis! Esta Mannschaft es el equipo de la diversidad: un ghanés, un turco, un tunecino, dos polacos, un albanés, dos gays y un perfecto dandy como entrenador. Hitler se debe estar revolcando en su sucia tumba*.
Low erigió de nuevo a Alemania en potencia. En el amo del fútbol mundial. La gran generación de talento, sostenida por el potencial de Bayern, plasmó su dominio en Brasil. En plena madurez, aún con futuro, Alemania dejó el lastre en el Mundial 2014. Advierte ahora nuevos tiempos, mismos que seran de hegemonía y conquista.
*Sí literalistas, ya sé que Hitler no tiene tumba. Esta expresión se utiliza como metáfora únicamente y es muy común. ¡Un poco de sentido de la ironía, bitte!


 

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