Me repatea que grupos violentos como lo que actuaron ayer en
la Ciudad de México en ocasión de la toma de protesta de Peña Nieto y los que
han aparecido en países como Grecia y España a la luz de la crisis económica
actual se auto designen "anarquistas" cuando lo que en realidad pretenden
es precisamente lo contrario a lo que el
anarquismo aspira. Esta punta de ignorantes debería saber que el anarquismo es
una rica y muy diversa corriente del pensamiento filosófico y político que
tiene diversas ramificaciones. Hay anarco
comunitaristas, anarco ecologistas, anarco individualistas, anarco
capitalistas, etc. Solo una muy reducida fracción del anarquismo opta por
manifestaciones violentas, inspirados en lo que se llamó “propaganda por la vía
de los hechos” y que llevó, por ejemplo, a varios anarquistas a perpetrar
famosos magnicidios y atentados dinamiteros a finales del siglo XIX. Todas las
corrientes anarquistas tienen en común la idea de abolir al Estado. Los
anarquistas creen que es posible que los seres humanos pueden ser felices, libres
y lograr la autorrealización en esta vida sin necesidad de ser súbditos ni de
depender de la estructura estatal. Lo que hoy buscan los grupillos de
ultraizquierdistas trasnochados que se llaman a si mismos “anarquistas” y estúpidamente
se identifican con la máscara de quien fue un fanático religioso (Guy Fawkes) es
precisamente lo contrario. Estos individuos aspiran a tener un Estado que les
resuelva, según ellos, todos sus problemas. Añoran al Estado bienestar, hoy en
bancarrota. Si en la actualidad estos psudoanarquistas disfrutaran de las canonjías
que han perdido y que les obsequiaba el Estado (pensiones tempranas, generosas
seguros de desempleo, empleos burocráticos, etc.) lo último que se les
ocurriría hacer es salir a la calle a arrojar bombas Molotov . Andan indignados porque quieren más Estado, no
menos, y evidentemente que lo último que pretenden es abolirlo. Entonces,
¿Cuáles anarquistas?
Lo que padecimos ayer en la Ciudad de México fue la
violencia de grupos de resentidos que
son prohijados en beneficio de una izquierda cavernaria típicamente sectaria,
autoritaria y estatista. Hagan de no llamarlos anarquistas, ni de
identificarlos con exponentes tan respetables y sólidos del anarquismo como lo
fue don Ricardo Flores Magón.
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