viernes, 15 de octubre de 2010

Pasta de Conchos, el espejo de un país podrido


Ahora que ha concluido con éxito el recate de los mineros chilenos, uno no puede evitar pensar con enorme desazón en lo podrido que está México. Los pasados diez años hemos padecido gobernantes tan timoratos y mediocres como Chentito Fox y su inútil sucesor precedidos, obviamente, por décadas de la corrupta y desvergonzada hegemonía priísta. Una clase política que es fiel reflejo de una sociedad poco solidaria y en plena descomposición, tal como lo demostró el drama de Pasta de Conchos, una de tantas vergüenzas nacionales. El vaquerillo semianalfabeta y pedestre de Fox abandonó a su suerte a los mineros de Coahuila y Calderón no ha movido un dedo ya no digamos para ya no digamos fincar responsabilidades a los culpables, sino al menos para tratar de rescatar de las ominosas profundidas de los cuerpos de los trabajadores muertos. Por tanto el caso supone para Fox y Fecal la probable imputación de los delitos de encubrimiento, colusión de servidores públicos, abuso de autoridad y "contra la administración de la justicia", bueno, eso si en el país hubiese al menos una sombra de justicia. No la hay.

Mucho nos advierten ahora pudibundos opinólogos sobre los "peligros" de que el PRI vuelva al poder, pero lo que queda claro es que los dos sexenios panistas han sido un absoluto fracaso. Ni siquiera la más mínima sensiblidad o inteligencia política han demostrado tener la parejita azul que nos ha malgobernado los úlimos diez años como para al menos tratar de sacar raja política de la tragedia (esto es tan cínico como cierto) apapachando a los familiares de las víctimas y meter a la cárcel a los responsables inmediatos. Es en estos momentos cuando se me antoja pensar que el Pejelagarto, pese a todos sus ingentes defectos, si hubiese tenido la sensibilidad de actuar con mayor acierto y emprender acciones de cierta envergadura para al menos paliar en algo la indignación pública. ¡Qué contraste con el gobierno chileno del presidente Piñeira, que algunos progres insisten en llamar "pinochetista", quien se portó desde el primer momento a la altura de las circunstancias y hoy su popularidad ronda los cielos. Chile es una sociedad orgullosa y el ánimo nacional está al alza. Todo el mundo hizo bien su tarea. En México fue todo lo contrario: el gobierno omitió sus responsabilidades, los empresarios fueron incapaces del más mínimo gesto de solidaridad y el conjunto de la sociedad fue, en su inmensa mayoría, indiferente ante la tragedia.

Esto es lo que nos dice Pasta de Conchos, como esto es también lo que nos dice el caso de la guardería ABC y asuntos como las licitaciones que permite el corrupto de Molinar Horcasitas en la SCT: ¡México se pudre!

1 comentario:

Viejo Verde en Sodoma dijo...

México no se pudre, nació podrido.