viernes, 8 de febrero de 2008

Obama Podría Ganar, Hillary no, a menos que...


Tras el súper martes todo perfila para que sea en la Convención Nacional Demócrata donde se defina, finalmente, quien será el candidato o candidata para enfrentar al republicano Mc Cain, quien a estas alturas es ya el claro ganador de las primarias de su partido. La Convención Demócrata se transformara en una brokerage convention (convención negociada), situación que ocurre cuando ningún candidato llega con suficientes delegados como para proclamarse ganador. Comenzará, entonces, una negociación a puertas cerradas donde los “Barones” del partido decidirán, cómo en los buenos tiempos, quien será el candidato presidencial. En los últimos años las convenciones se habían convertido en show más o menos barato que únicamente servían para ungir al candidato presidencial que, para ese momento, ya había conseguido una mayoría suficiente en las primarias. De hecho la última "convención negociada" se produjo en 1976, cuando ni el entonces presidente Gerald Ford ni su contendiente, Ronald Reagan, llegaron con suficientes delegados como para asegurarse la nominación republicana. En el campo demócrata esta eventualidad sucedió por postrera ocasión tras el asesinato de Robert Kennedy tras las primarias de California, que dio lugar a la turbulenta Convención de Chicago de 1968.

Justamente a raíz del desastre que supuso la Convención de 1968 es que los demócratas inventaron la figura de súper delegados, que no son otros que los grandes líderes y ex líderes del partido, que en la convención de 2008 serán un total de 796 (un quinto del total). Es en estos súper delegados donde descansará la responsabilidad de decidir quién será el candidato demócrata. La lista de Súper delegados incluye a todos los miembros demócratas del Congreso de Estados Unidos, los gobernadores, los miembros del Comité Nacional Demócrata, los ex presidentes y ex vicepresidentes y los ex líderes demócratas de los senadores y de los representantes

¡Y vaya que estos súper delegados deberán meditar bien su decisión! Los demócratas enfrentan este año un interesante dilema. Tras la catastrófica administración Bush y con los vientos de recesión dando en la cara de Estados Unidos, el partido en la oposición debería ser claro favorito. Las encuestas muestran que seis de cada 10 norteamericanos afirman que votarían por los demócratas, cualquiera fuera su candidato, si hoy se celebrara la elección presidencial de noviembre. Otro dato alentadores para el partido de Andrew Jackson y FDR dice que Apenas el 34,2% del país aprueba la gestión de Bush frente al 60,2% que lo reprueba, sumado al 22,8% que considera que Estados Unidos avanza en la dirección correcta frente al 67,3% que considera que la senda es la equivocada.
Estos datos son atractivos para la oposición, al igual que la participación electoral: 9 millones votaron en las internas republicanas, pero más de 15,5 millones escogieron entre Clinton y Obama.


Sin embargo hay factores importantes que hacen pensar en que el triunfo se les puede ir de las manos a los demócratas. Clinton y Obama se metieron solos en el campo minado que resulta de combinar en su campaña dosis peligrosas de raza, política y spots negativos. El problema comenzó con las primarias en Nevada y en Carolina del Sur, cuando arrancó el debate sobre negros y latinos y el recuerdo de Martin Luther King. El cuadro se complicará, ahora que McCain ha garantizado la nominación y tiene las manos y (el bolsillo) libres para enfocar todas sus baterías a la batalla de noviembre. Ahora se abocara a unificar las fuerzas de su partido, acallar a las facciones más polémicas o rechazadas por la mayoría de los norteamericanos y pensar en un vicepresidente ideal -quizá un conservador del tipo de Huckabee- para tranquilizar al ala más derechista del partido, que nunca lo ha visto con buenos ojos. Y debemos decir que el rechazo sobre el rumbo del país también incluye a los demócratas, que controlan el Congreso desde hace un año y su índice de aprobación es aún menor que el presidencial (22,7%), como también es mayor su reprobación (67%). Es por eso que vale la pena acercarse un poco más a estudiar las características de Clinton y Obama para saber cuál de los dos tiene mayores posibilidades de vencer a McCain.

Si fuera Hillary su contrincante, eso podría anular una de las principales ventajas de McCain: su indiscutible experiencia y preparación para asumir el cargo, cosa que Obama no podría hacer. Pero la verdad es que Hillary sería una bendición para los republicanos, que la detestan. La senadora sería capaz de unir a todas las facciones del Partido Republicano en torno a Mc Cain. Además, aunque muchos gringos añoran los buenos años noventa y el período de prosperidad de la administración Clinton, lo cierto es que muchos otros execran los malos usos y métodos de político maniobrero que el simpático ex presidente puso en práctica durante todo su mandato, por no hablar de sus múltiples escándalos. De hecho, el excesivo protagonismo de Bill durante esta campaña ya empieza a perjudicar gravemente a doña Hilaria.
Aunque se antoja muy interesante la eventual combinación Hillary-Obama, con Barack para vicepresidente. Esta combinación puede ser ganadora. En lo personal, yo preferiría que Obama madurara más como vicepresidente (o como senador cuatro años más, en caso de perder). Sería un candidato presdiencial impecable en 2012 ó 2016.

Por su parte, Obama se ha convertido en todo un fenómeno generacional. Su discursito tan hueco del cambio ha sido comparado por millones de jóvenes por todo el país. Muchos lo ven como un “mensajero de la esperanza”, un hombre “postracial” que ha roto definitivamente los prejuicios, un joven enérgico y carismático con una historia de liderazgo comunal que puede restaurar la integridad de la Casa Blanca y la imagen de Estados Unidos ante el mundo, tan deteriorada por el catastrófico gobierno saliente . Obama nació en 1961, Mc Cain en 1936, un abismo generacional que hace a Barack un abanderado creíble del cambio, whatever that means. Por último, Obama puede competir con McCain por el voto de los independientes. Hillary se le percibe como demasiado partidista.

A esto se suma que el promedio de las encuestas hechas por CNN, RT Strategies, ABC, The Washington Post , Fox News, NBC, Wall Street Journal , NPR, Los Angeles Times y Bloomberg, muestra que McCain le ganaría hoy a Clinton por tres a cuatro puntos porcentuales (49% a 46% o 45% a 41%), y perdería por entre dos y tres puntos con Obama (49% a 46% o 46% a 44%).
Por último, las apuestas giran en que Al Gore, convertido en súper-súper delegado gracias su Nobel, su Oscar y su cruzada ant-calentamiento global apoyará ruidosamente a Obama una vez que se haga oficial la necesidad de una Convención Negociada. La opinión del prestigiado Gore pesará mucho, y el ex vicepresidente tiene algunas cuentas pendientes con cierta ex primera dama que solía hacerle la vida difícil.

Pese a la superficialidad de su mensaje de “cambio” y su pavorosa inexperiencia, Obama ha logrado enamorar al voto joven del país y al de todos aquellos que quieren un cambio de estilo -que es lo que ofrece el carismático senador de Illinois- y estos factores no deberán ser olvidados por los súper delegados.


Parafraseando a O rei Pele, ¡Cuidado con Obama!

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