sábado, 7 de octubre de 2017

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Kim Jong Un, el tirano sonriente



Inmenso es el dilema de los príncipes herederos de reyes o emperadores magníficos enfrentados al desafío de no ser menos que sus padres. Algunos hijos y nietos de estupendos monarcas han estado a la altura del reto o incluso lo han superado (Alejandro Magno, hijo de Filipo el Grande, es el caso más emblemático), pero muchos otros se han quedado cortos. Felipe III en España, sucesor de dos grandes personajes (Carlos V y Felipe II), prefirió dejar el poder en sus ministros y condenó a los Austrias a la decadencia; al filósofo Marco Aurelio lo relevó el payaso Cómodo; a Enrique II le siguió el inepto Ricardo Corazón de León y después el infame hermano de éste, Juan sin Tierra; al guerrero Enrique V, vencedor en Agincourt, el débil Enrique VI; y con Luis X, apodado como “el obstinado” por obtuso y tonto, comenzó la ruina de Francia a pesar de sus ilustres antecesores.

Si olvidamos a los grandes gobernantes y pisamos terrenos más sórdidos, vemos que algo irónicamente análogo ha pasado con los tiranos. Muy pocos hijos de dictadores han podido alcanzar en crueldad y vesania, pero también en habilidad política, a sus siniestros progenitores. “Baby Doc” Duvalier no pudo con la tarea de perpetuar el imperio de locura y vudú de “Papá”, Ramfis Trujillo se acobardó, Tachito Somoza huyó beodo y gimoteante de Nicaragua y muchos mozalbetes que parecían destinados a suceder a sus padres en el execrable solio del despotismo de plano nunca dieron señas de servir para algo más que las francachelas y el despilfarro: Nicu Ceaucescu, Uday Hussein, Teodorín Obiang, etc.

Kim Jong Un soporta sobre sus hombros esta responsabilidad de ser un “digno” heredero de sus antecesores. El abuelito Kim Il Sung, fundador de la dinastía, fue convertido en un “Dios entre los Hombres” y calificado como “Estadista Extraordinario”, “Guía Genial” e “Incomparable Ideólogo y Teórico” por un descomunal culto a la personalidad. El padre, el “Querido Líder” Kim Jong Il, fue objeto también de una descabellada deificación, aunque con características más artísticas y mundanas. Además de “Genio Portentoso”, “Estratega Invencible” y cosas como esas, Kim II fue escritor de las mejores óperas de la historia, autor de unos mil quinientos libros, insigne director de cine y un fenomenal golfista.  Eso sí, ambos combinaron el culto a sus amables personitas con una férrea opresión hacia el interior de Corea y una actitud aparentemente absurda e impredecible hacia el exterior que los convirtió en auténticos “perros locos” de quienes cualquier vesania podía esperarse. Una estrategia que, lejos de irracional, mucho les sirvió para consolidarse en el poder. 

En 2010 la salud de papá Kim decae de forma acelerada. El tema de la sucesión se adelanta inesperadamente. Ya había decidido el Querido Líder que uno de sus vástagos debía relevarlo, pero ¿cuál de todos? Kim Jong Il tuvo en el transcurso de su disparatada vida tres esposas y, por lo menos, seis hijos. Su primera esposa dio a luz a un niño, Kim Jong Nam. La segunda tuvo dos partos, ningún varón. La tercera tuvo dos muchachos y una hija. El concebido en el primer matrimonio era considerado el heredero, pero en 2001 fue descubierto en un lance insensato. Quien estaba destinado a reinar sobre uno de los últimos sistemas comunistas del orbe perdió el poder al tratar de visitar con su familia el parque temático de Disney en Tokio. Quizá no pudo con la carga psicológico que, para muchos, implica la primogenitura. Síndrome de Esaú, podría ser. Fue desterrado a Macao para supervisar algunos negocios familiares en esa Meca del juego y el narcotráfico. A veces, este desheredado se aventuraba a hacer alguna crítica al régimen de su medio hermano. Hacerlo fue un error letal. Por su parte, mucho se ha dicho que el segundo hijo varón, Kim Jong Chol, amante de la música pop y de las modas hípster, fue excluido de la sucesión por su aparente “afeminamiento”.
Ah, pero Kim Jong Un, el más pequeño de los tres (como la canción de los cochinitos), desde pequeño demostró tener aptitudes de mando, al grado que el papá se decidió por él. Le gustaba al dictador que desde niño este nuevo Kim fuese obstinado, berrinchudo y arrogante. Cuando cumplió ocho años, papi le regaló un uniforme de general, que el muchachito adoraba. Enfundado en él no se cansaba de gritonearle a todo el mundo órdenes e invectivas, generales del ejército y ministros del gabinete incluidos. Decidió entonces el Querido Líder que su retoño aprendiera idiomas y conociera las realidades del atroz capitalismo. Dispuso, por tanto, su inscripción en un colegio en Suiza. No destacó demasiado en la escuela, cierto, pero tampoco llamó la atención por gamberro, como sucedía con otros hijos de dictadores. Regresó en 2006 a Pyongyang para estudiar el inmortal pensamiento suche, fruto del genio ideológico de su abuelo, en la Universidad Kim Il Sung, y tras recibirse fue nombrado de manera expedita jefe de las fuerzas armadas.

Las complicaciones llegaron cuando el Querido Líder falleció en 2011 y Kim III debió improvisarse como nuevo líder y máxima deidad cuando ni siquiera había cumplido los treinta años. Muchos creyeron entonces que su permanencia en el poder era inestable y destinada a ser efímera. En occidente lo veían como un junior regordete y mimado sin voluntad de liderazgo. También era menospreciado en los círculos oficiales chinos. Pero aquí es cuando sacan la casta de tirano. Así como varios zares de Rusia (Iván el Terrible, Pedro El Grande, Catalina) y tantos otros monarcas que llegaron al trono quizá demasiado jóvenes y rodeados de intrigas, Kim sacó la conclusión de que la única manera de sobrevivir en el poder en los sistemas totalitarios es a base de implacables purgas y de ejercer un terror sin piedad. Se encontraba rodeado de líderes militares experimentados y funcionarios del partido, siendo el más peligroso e influyente su propio tío, Jang Song-thaek. Tras dos años de gobierno, Kim embistió sin miramientos contra su tío y lo humilló públicamente al ordenar su arresto durante una reunión pública y televisada. Jang fue ejecutado bajo cargos que incluían conspiración para asesinar al líder, pero también cosas como aplaudirle “con muy poco entusiasmo” cuando entraba en los eventos oficiales. La depuración consiguiente tocó a todos quienes eran considerados leales a Jang. Como algunos otros sátrapas, quiso Kim III ser algo extravagante en el terror, como para asustar más. Ordenó utilizar baterías antiaéreas en la ejecución de muchos de sus enemigos. Así sucedió, por ejemplo, con su ministro de Defensa, Hyong Yong Chol. Y es cierto que desde hace mucho en Corea del Norte se ejecuta por las razonas más nimias, crímenes tales como hablar por teléfono al extranjero, adquirir productos “capitalistas”, poseer pornografía y largo etc., pero Kim añadió a la lista cosas aún más insólitas. Por ejemplo. algún funcionario desvelado cabeceó un par de veces durante uno de los discursos del joven tirano. El dormilón pago su inoportuna somnolencia con la vida.

Fundamental para los déspotas es saber inspirar pánico, dar la impresión de ser capaces de las más extremas crueldades si es necesario. Por eso el nuevo Kim ha ordenado que a las ejecuciones asistan los miembros de la élite gobernante como testigos. Se calcula que en total se ha ejecutado a más de 140 oficiales de alto rango desde que este jovencito asumió el poder. La cereza en este pastel del terror ha sido el espectacular -casi cinematográfico- asesinato de su medio hermano, el criticoncito Kim Jong Nam, envenenado con el agente neurotóxico VX por gentes norcoreanos en el aeropuerto internacional de Kuala Lumpur a plena luz del día. Joven, sí, pero a estas alturas nadie puede negar que Kim Jong Un ha actuado con rapidez, astucia y extrema crueldad. Pocos esperaban que alguien tan inexperto y aparentemente frívolo fuera tan hábil para administrar una dictadura.

Ya con el camino allanado, se procedió a edificar el imprescindible culto a la persona del nuevo Kim, todo un reto en vista de lo colosales que lo han sido los erigidos en loor de abuelo y papá. Cierto es que se empezó de forma discreta. Al principio se le calificaba como “Brillante Camarada” y se hablaba de sus grandes dotes de tirador, de su genio incomparable para las matemáticas y de que era un ideólogo excelente y precoz capaz, ni más ni menos, de escribir a los 16 años un artículo analítico sobre el liderazgo de su abuelo durante la guerra de Corea. Bonito todo ello, sí, pero todavía muy lejos de la prosopopeya acostumbrada en este infortunado país en lo que concierne a la adulación de sus líderes. Pero a partir de las purgas y su consiguiente consolidación en el poder el culto a Kim III se ha incrementado de manera prodigiosa y va en curso de igualar al de los antecesores. Ya se dice de él que es un dirigente todopoderoso, genial e invencible. Se ha publicado y se distribuye masivamente un manual titulado “Actividades revolucionarias de Kim Jong Un”, donde se asegura que aprendió a conducir cuando tenía tres años, ganó una carrera de yates a los nueve y a los diez demostraba increíbles conocimientos científicos y humanistas. Se incluye en el texto una recopilación de las principales citas geniales del mandamás y las órdenes y directivas transmitidas al ejército y a los ministros. Obviamente, el estudio a fondo del manual es a partir de 2017 parte del curso obligatorio que deben seguir todos los funcionarios del Estado para poder ejercer sus funciones. Será un total de 81 horas lectivas sobre el pensamiento de Kim Jong Un, adicionales a las más de 300 que desde hace ya tiempo están dedicadas al estudio de la vida y obra del abuelo y el padre.

Asimismo, el Partido ordenó durante su reciente Congreso efectuar una “campaña de lealtad al respetado líder Kim Jung Un” con una duración de 70 días. Se trataba, sobre todo, de poner a los jóvenes del país a crear obras artísticas (poemas, obras de teatro, pinturas, etc.) dedicadas a glorificar la historia revolucionaria y los logros del nuevo dirigente. Se presentaron más de tres mil obas realizadas por jóvenes y estudiantes de todo el país. Mucho destacaron la obra teatral titulada "Somos los Héroes Jóvenes de un País Poderoso", que describe al líder como poseedor de "un gran honor y la confianza profunda del pueblo". También mucho gustó "Recipiente de Sangre", en la cual se exhibe mostraba el deseo sublime del líder para construir un país invencible y próspero. También abundaron las poesías épicas que ensalzaban tanto a Kim III como a su padre y abuelo.

Es cierto que, todavía, el líder se ha mantenido uno o dos pasos por detrás de sus predecesores en lo relativo a la intensidad del culto a la personalidad. Hay estatuas y retratos del abuelo de Kim Il Sung" y de Kim Jong Il en casi cada espacio público o vivienda. Hombres y mujeres adultos llevan broches con sus efigies encima del corazón. Todo esto aún no sucede con la imagen de Kim Jong Un, pero será cosa de tiempo. Durante el pasado Congreso del partido se rumoreó que en ocasión de tan magno evento se lanzaría un nuevo prendedor con la imagen de Kim Jong Un. No fue así, pero la idea, por alguna extraña razón, fue muy aceptada y elogiada. También está pendiente elevar el estatus del cumpleaños del sátrapa. Los calendarios todavía no destacan el 8 de enero como una fecha festiva, tal y como sucede con los onomásticos de abuelo y papá, pero hay buenos presagios que invitan a pensar que pronto se corregirá esta anormalidad. Por ejemplo, se acaba de apobar, y de manera unánime, en la Asamblea del Pueblo erigir cuanto antes un monumento que rinda tributo a los tres líderes de la dinastía Kim sobre el Monte Paektu, lugar considerado sagrado para la liturgia del régimen de Pyongyang.

Eso sí, el nuevo Kim conserva dentro de su culto su estilo personal. Prefiere cultivar una imagen algo relajada, de hombre de pueblo capaz de abrazar a sus soldados, visitar trabajadores en sus casas y arrullar bebés en las guarderías. Al contario de sus antecesores, a veces se deja ver acompañado de su esposa, Ri Sol-ju, una ex cantante que ama vestirse a la moda. También está ese maravilloso corte de pelo “al hongo” que, se dice, busca imitar un tanto el estilo del abuelito Kim Il Sung. Pero, sobre todo, Kim Jong Un es un tirano sonriente. Siempre anda por aquí y por allá paseando muy orondo su regordeta figura con una sonrisa de oreja a oreja, algo bastante inusual en los dictadores de todos los tiempos, sobre todo en los que tienen aspiraciones de ser dioses, quienes tratan en todo momento de proyectar el hieratismo y la sobriedad que, según ellos, debe caracterizar al hombre de Estado.

En cuestiones más mundanas, a Kim Jong Un muchos analistas de dan el crédito de flexibilizar los controles del Estado sobre la economía e impulsar un crecimiento modesto, así como por recuperar la confianza pública de la que disfrutaba el régimen dinástico en el periodo de su abuelo y que se perdió en buena medida bajo el mando de su padre, cuya gestión se recuerda -sobre todo- por la hambruna que devastó a Corea del Norte en los años noventa. Pese a las sanciones y el aislamiento internacional, Kim III ha mejorado en algo el acceso a la comida e incluso de algunos bienes de consumo, por lo menos en la privilegiada capital, al permitir más actividades comerciales. También ha iniciado un auge urbanístico en Pyongyang, donde se solo viven los ciudadanos más leales. Pero es la política internacional y, debe decirse, la suerte, lo que ha ubicado a Kim como uno de los protagonistas más importantes en el escenario internacional y reforzado su imagen al interior del país al consagrarse como “perro rabioso mundial”, figura que tanto ayudo a papa y abuelito. El desarrollo misilístico y del poderío nuclear iniciado por Kim Jong Il se ha sido impulsado espectacularmente en estos últimos cinco años. Ya se han realizado tres nuevas pruebas nucleares y hay evidencia de que se prepara otra. También bajo el gobierno del Kim Jong Un se han realizado cerca de 80 ensayos con misiles, más del doble de los que se hicieron durante los mandatos de papá y abuelito. ¡Qué orgullo deben de sentir ambos allá en el cielo suche, sobre el sacrosanto Paektu!

Hoy, contra de todos los pronósticos, Kim III se encuentra a punto de convertir a su aislada y empobrecida nación en una de las pocas en el mundo que pueden atacar a Estados Unidos con un misil nuclear, lo cual sería un desafío no solo al gobierno estadounidense, sino también a toda la comunidad internacional y a sus tradicionales aliados de Pekín. También vemos como este gordito sonriente, chabacano y brutal se ha vuelto uno de los referentes internacionales más destacados del orbe, incluso más de lo que fueron sus ancestros, pero eso se lo debe más bien al azar, a la inmensa suerte de haberle tocado la presidencia en Estados Unidos de un personaje aún más insolente, fatuo e insensato que él mismo Y digo más porque los Kim, los tres, fanfarroneaban como una estrategia razonada de supervivencia, mientras que Donald Trump lo hace por obedecer sus instintos de eterno adolescente. Nada pudo beneficiar tanto a Kim Jong Un en la consolidación de su poder que esa declaración torpe con la que Trump amenazó a Norcorea de ahogarla en un torrente de “furia y fuego”, hecha apenas un día después de que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara, con la anuencia siempre difícil de Rusia y China, severas sanciones económicas sobre el régimen de Kim III. Thank you, Donnie!

*Artículo publicado en la revista Campaings & Elections, septiembre 2017


miércoles, 15 de marzo de 2017

Elecciones en los Países Bajos 2017






Este es el link para ver el programa sobre las elecciones en Países Bajos 2017:
http://www.canaldelcongreso.gob.mx/vod/reproducir/0_bvbvapww/Elecciones_en_el_Mundo_2017%3A_Paises_Bajos

miércoles, 22 de febrero de 2017

Entrevista a Pedro Arturo Aguirre por Blanca Lolbee

Mi entrevista en TV Azteca con Blanca Lolbee


http://aztecatrece.com/desafio/videos/capitulos/la-democracia-esta-en-crisis/359251

miércoles, 25 de enero de 2017

Presentación del libro "De Winston Churchill a Donald Trump, auge y decadencia de las elecciones"

Se presentó mi libro "De Winston Churchill a Donald Trump, auge y decadencia de las elecciones", en el auditorio Gustavo Baz del Palacio de la Escuela Nacional de Medicina en pleno corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México. Tuve el inmenso honor de contar como invitados a Jorge G. Castañeda,  Luis Carlos Ugalde, Jorge Javier Romero y Jesús Ramírez Bermúdez. Fue una magnífica velada. ¡Gracias a todos! En especial, gracias a revista digital Neurociencias 30 Días www.neurociencias30dias.org y a grupo interdisciplinario de neurociencias y arte.

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sábado, 19 de noviembre de 2016

La Trampa de los Referéndums: El Turno de Italia

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Se empeñan los referéndums en demostrar en todo el mundo lo peligrosos que son. Primero fue el Brexit, después la paz en Colombia, ahora toca el turno de Italia. Una vez más, el futuro de la Unión Europea está en vilo por culpa de un referéndum. El socialdemócrata Mateo Renzi, el primer ministro italiano que gobierna su país desde 2014, hasta hace poco era de los pocos líderes mundiales de este alocado siglo XXI que sin apelar a los recursos de la demagogia y el populismo despertaba esperanzas de trasformación y superación de la crisis. Es el hombre más joven en convertirse en jefe de gobierno (39 años) de su país. Tiene un cúmulo de ideas para cambiar el intrincado y, muchas veces, absurdo sistema político italiano, y para superar la aguda atonía económica que afecta Italia desde ya hace décadas. Al principio de su administración le fue bien. Convenció a los sindicatos y al sector más a la izquierda de su propio partido de aceptar severas medidas de ajuste económico, al mismo tiempo que ponía en marcha una nueva norma educativa y la primera ley que regula las uniones civiles entre parejas del mismo sexo. Con ello, y con una política exterior más asertiva, Italia empezó a recuperar su extraviada presencia en el ámbito europeo.

El verdadero corazón de sus aspiraciones transformadoras reside en una propuesta de reforma constitucional profunda con la que quiere acabar con la aguda inestabilidad política que caracteriza a la República Italiana desde su fundación. Esta iniciativa pondría punto final al “bicameralismo perfecto” que equipara, como sucede en México, las facultades Cámara de la Cámara de Diputados y del Senado, con el agravante de que en el sistema parlamentario italiano los gobiernos para poder formarse requieren de un voto de confianza en ambas cámaras legislativas. Italia mantendría un sistema parlamentario basado en dos Cámaras, pero con poderes diversos. La de los Diputados sería la única que daría confianza al Gobierno y votaría las principales leyes, y el Senado reduciría sus dimensiones: de 315 miembros se pasaría al centenar y se ocuparía exclusivamente a materias relacionadas con la legislación regional. Asimismo, el Estado Italiano volvería a hacerse cargo de algunas competencias que habían sido transferidas a las regiones, como es el caso de energía, infraestructuras estratégicas, turismo y sistema nacional de protección civil. Esta ambiciosa propuesta será sometida a referéndum el próximo 5 de diciembre.
Pero desde principios de 2016 la crisis económica volvió a asomar su espeluznante cabeza. En el segundo trimestre de este año el país registró un crecimiento cero. Italia va a la cola de Europa en este rubro, y eso que aún es la tercera economía de la Eurozona. El panorama lo empeora una deuda pública fuera de control y unos bancos al borde del cataclismo. Este panorama estropeó muy pronto la incipiente popularidad de Renzi. Los comicios locales de junio de 2016 propinaron el primer gran revés al premier, al sufrir su partido graves derrotas en Roma e, inesperadamente, en Turín ante el Movimiento 5 Estrellas, formación “antipolítica” del cómico Beppe Grillo que parecía apenas hace unos meses haberse evaporado y ahora ha resurgido con fuerza. Y este es el centro del problema: los italianos irán a un referéndum diseñado para atender problemas de largo plazo que afectarán a las generaciones futuras con la mente ocupada en la popularidad personal del primer ministro actual.
Todos los observadores concuerdan en que un triunfo del “no” sería catastrófico para Italia.  Si Matteo Renzi pierde el referéndum le pasaría lo que al imprudente David Cameron, ya que el primer ministro cometió el error de personalizar el referéndum. Prácticamente lo planteó como un plebiscito sobre su persona y reiteró que, si lo perdía, se marchaba a casa. El riesgo es que muchos electores sufren los efectos de la crisis económica y muy probablemente se inclinarán por un voto negativo contra un Gobierno cada vez más impopular. Acto seguido se celebraría unas elecciones generales, con el riesgo de que 5 Estrellas pueda hacerse del poder, escenario que hace temblar a Europa porque, entre otras razones, Grillo y sus seguidores plantean realizar un referéndum sobre la salida de Italia del euro.


Otra vez la gran quimera del referéndum que se presenta como un mecanismo democrático “en su forma más pura”, pero que en realidad distorsiona la democracia en vez de reforzarla por depender de factores demasiado volátiles y coyunturales, y por ser ejercicios donde los votantes deben tomar sus decisiones complejas con poca información. Lejos de ser “democráticos” o “ciudadanos”, los referéndums son susceptibles a ser manipulados por políticos expertos en operar mensajes directos y simplistas. En Gran Bretaña el debate económico y social sobre las consecuencias objetivas del Brexit se vio sustituido por un exaltado duelo de valores y prejuicios. En Colombia el pasado se impuso al futuro y el voto por la paz fue eclipsado por el temor de dejar impunes a las FARC. Por eso es un sofisma eso de que cualquier decisión mayoritaria tomada al calor de una determinada coyuntura necesariamente es “democrática”. Más bien es una perversión de la democracia y, lamentablemente, en una época en la que la credibilidad de los partidos y otros mecanismos de representación va a la deriva esta lección es muy difícil de entender.

domingo, 2 de octubre de 2016

El Debate de la Sinrazón




De cara a la tan inusual elección presidencial estadounidense de 2016 es pertinente recordarlo: las decisiones humanas son, en gran medida, irracionales y la política no es la excepción. Rara vez votamos a un candidato como resultado de un proceso razonado, minucioso, en el que sopesamos factores de fondo como ideas, propuestas, experiencia y carácter. Las más de las veces nos dejamos llevar por las filias y las fobias, las pasiones y los prejuicios. Siempre ha sido, pero esta campaña podría pasar a la historia electoral del mundo como la apoteosis de la sinrazón.

En el pasado debate presidencial vimos la versión más fiel de Donald Trump: incoherente, impreparado, inmaduro y mentiroso. Ni siquiera le ayudo su supuesto gran manejo mediático. De plano falló en la prueba de comportarse con un mínimo de talante “presidenciable”, que en realidad era lo único que sus estrategas pedían de él.  Hillary demostró experiencia, sensatez y profesionalismo, pero robótica como siempre ha sido careció de pasión. Le falto dar un golpe irónico a las peroratas de su absurdo rival. “Presumir reiteradamente de tener carácter, como tú lo haces Donald, es precisamente el principal síntoma de la gente que no tiene carácter”, pudo haberle dicho al republicano, por ejemplo, ya por no hablar de lo que se pudo hacer para devastar esa tontería de la “estamina”. Ganadora Hillary, pero sin noquear, lo que no basta para garantizar el triunfo de la demócrata en noviembre.

Actualmente no basta con mostrar mayor competencia y sensatez. Quizá contemplamos en el mundo la llegada de una nueva era de la sinrazón. Por doquier aparece con ahínco la irracionalidad de demagogos y populistas. Tomar una decisión es un proceso complicado, y que si bien para ello la razón es lo más efectivo, el corazón tiene razones que la razón no conoce, como dijo Pascal. Dice la neurociencia que lo irracional es algo tan necesario al ser humano para centrarse y orientarse en el mundo como pueda serlo la misma conciencia racional Las emociones más elementales detentan una potestad sobre la razón muchas más veces de lo que nos imaginamos. Y en política, como lo escribió Manuel García Pelayo, se necesita en este tiempo crítico “recoger y analizar las manifestaciones irracionales como una parte válida del quehacer político y no descartarlas como una simple desviación del paradigma racional-legal”. Por eso hay que analizar y tratar de entender las razones de los que votan a Trumpo, el Brexit o el Peje en lugar de descartarlos alegremente desde la torre de la soberbia intelectual.

Tanta irracionalidad provoca perplejidad. ¿A qué se debe el triunfo del odio en política? La política de lo irracional ha encontrado en Donald Trump a su avatar más emblemático: un gran payaso que en medio de estridencias y con un discurso llano y elemental promete acabar con todos los problemas. Nunca entra en los molestos detalles de explicar los “cómo”, porque hablar de cifras, análisis y hechos es parte del juego de los tramposos políticos. A más razonamiento, más desconfianza. Así soplan los tiempos.

Comenta la mayor parte de los expertos en esto de las campañas electorales que los debates muy rara vez son decisivos en el resultado de una elección. Habrá que ver si en esta ocasión tan particular se produce una excepción a esta regla, pero en este ambiente político tan corrosivo que padece Estados Unidos la iracundia tiene más atractivo que la experiencia. Quizá a Trump no le baste con una mayoría de electores blancos poco educados, pero Hillary necesita ganar terreno no solo entre las minorías, las mujeres y los blancos educados, sino entre los jóvenes que votan por primera o segunda vez, los llamados “millenials”, que se ven tentados a no votar o hacerlo por terceras opciones. La candidata demócrata tiene poco tiempo para hacerlo. De fracasar, prepárese el planeta a ingresar de lleno en una oscura etapa de sinrazón e incertidumbre



*Publicado en la Tribuna de Milenio  28 de septiembre 2016

lunes, 12 de septiembre de 2016

Entrevista en Hora XXI De Winston Churchill a Donald Trump

Este es el link para ver la entrevista que me hizo Julio Patán sobre mi último libro

http://noticieros.televisa.com/foro-tv-hora-21/2016-09-09/de-winston-churchill-a-donald-trump/